viernes, 4 de enero de 2008

Noche de reyes!

Llegamos al puerto de Alicante. Un largo recorrido para llegar aquí. Hace una semana jugaba en la plaza del ayuntamiento de Benifallim. Las campanas de la iglesia nos convocaban a la misa del gallo. Al salir, un hombre con una mirada nostálgica se acercó a mi padre. Un fuerte abrazo. Lágrimas en sus ojos. Su hermano. Mi tío Juan. Había estado lejos muchos años. Compró un velero y se fue a hacer las américas. Le ha ido bien. Pero el terruño tira. Deseaba volver. Encontrarse con sus hermanos, con sus amigos de la infancia. Y ha vuelto. Se ha reencontrado con los suyos.


Benifallim. A la izquierda la torre de su castillo.
Nos ha contado multitud de travesías y anécdotas en la mar. Nos invitó a acompañarlo. Mi padre se resistió. No quería cambiar los surcos de su bancal por los borregos de la mar. Al final se ha dejado persuadir y nos hemos embarcado por unos días. Días felices. Días distintos. Días en los que hemos aprendido a pescar al currican. A manejar el aparejo de un velero. A navegar con la mayor. A desplegar el foque. Los delfines que hemos visto en las películas de la tele ahora nadan junto a nosotros. Días en los que navegamos junto al Juan Sebastián el Cano. Días en los que hemos disfrutado de los atardeceres desde alta mar. Luces diminutas a lo lejos. No hay más tierra que este inmenso mar que colorea el cielo.



Frente a nuestra proa, el Juan Sebastián El Cano.



El Cano, a babor.
Regresamos. Desde lo lejos divisamos el castillo de Alicante. El nos orienta, nos da la bienvenida. Nos indica el camino. En mi pueblo hay otro castillo. Casi en ruinas. Sus murallas escalan la colina. Desde su torre se ven los campos de olivos, de almendros.


Entrando al club de regatas desde nuestro velero.
El puerto está muy animado. Hay una regata. Varios veleros se apiñan en el embarcadero. Recogiendo las velas. Las tripulaciones buscan descanso. Entre los veleros, el Bribón, que patronea el rey Juan Carlos. Mi tío Juan ha regateado con él. Admiración y respeto. A la historia de España bien le hubiese ido tener reyes como él.

Veleros de regatas y el castillo Santa Bárbara.


El Bribón, que patronea nuestro rey Juan Carlos.

Mañana noche de reyes, de otros reyes, los reyes magos de oriente, traen regalos a los que nos hemos portado bien.


Rey mago Melchor
Rey mago Gaspar
Rey mago Baltasar, en su camello.
Y mi tío Juan vuelve a su mar, a cabalgar sobre las olas, a escuchar los cantos de sirenas en las largas noches de calma. Y nosotros volvemos a nuestra tierra. La tierra donde nacieron mis padres, donde nacieron mis abuelos. La tierra que me ha visto crecer. La tierra en la que trabaja mi padre. La tierra que antes fue de mi abuelo. Y antes, del suyo. Su tierra, su amada.


Campos de almendros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La eterna disyuntiva, el apego atávico y ascentral a la tierra y la aventura marítima de no sentirse extranjero en ningún lugar. Las dos atractivas y atrayentes. Y aunque la de tu tio parece más enriquecedora, me quedo con la de tu padre enmarcada con las dos fotos que abren y cierran

El castillo, el pueblo y els plans

La tierra verde, los almendros y la serrella

Si el 2007 me trajo este ilusionante proyecto de alicante vivo, el 2008 me ha traido tu sensibilidad y cariño por el mundo rural.
Gracias Pascual por tu colaboración y espero conocerte el día 11 en San Juan

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