jueves, 13 de agosto de 2015

Patio de las Doncellas. Real Alcázar de Sevilla

Sevilla tiene un color especial, como dice la canción. Especial por su historia, sus gentes, la gracia del sonido de sus manifestaciones, su gastronomía, la monumentalidad de los vestigios históricos, sus amplios jardines y sus fuentes, la plaza de España, la Giralda, su Real Alcázar, su Catedral, el Guadalquivir y todo lo que le rodea, la Torre del Oro, … Sevilla guarda grandes tesoros arquitectónicos. Uno de ellos, tiene su fama por su espectacularidad, la riqueza de sus ornamentos en paredes y techos, por sus salones de diferentes estilos arquitectónicos, por sus jardines: el Real Alcázar de Sevilla. Y en él, el Patio de las Doncellas.
Si visitar el Patio de las Doncellas de día es algo singular, más lo es hacerlo de noche, en visita guiada y privada para un numeroso grupo de amigos. Nuestros pasos y nuestros murmullos bien podrían ser la de sus moradores de hace siglos. Imaginamos que las doncellas que dan nombre a este patio podrían mirarnos desde la galería superior mientras admiramos la riqueza de arcos, capiteles, muros y estanque central.


Este patio fue ideado por Pedro I de Castilla, llamado el justiciero ó el cruel, según sus leales ó sus enemigos. Este rey decidió construirse un palacio dentro del existente Alcázar Real aprovechando alguna de sus estructuras. Su afán fue mostrar al mundo la grandeza de Castilla y el poder de su Corona. Y puso gran empeño en esta tarea: se trajo los mejores maestros artesanos de Toledo, de Granada aún musulmana y de la propia Sevilla para realizar una obra extraordinaria. Y lo consiguieron. La obra duró poco tiempo, del 1364 al 1366, para construir un conjunto de más de 2.200 m2.
Para este palacio se diseñó un gran patio central con planta rectangular en el que los artesanos nazaríes mostraron su maestría alicatando los zócalos de las paredes con motivos policromos de lazo. Desde este patio de las Doncellas se accede al Salón del Trono ó de Embajadores, también a la residencia del rey y de su familia estructuradas alrededor de un pequeño patio llamado de las Muñecas con salas de artesonado de madera y decoradas las paredes con alicatados y yeserías.
A la maravilla de este patio de las Doncellas le antecede la fachada mudéjar ó “de la Montería”, de gran belleza, con la que Pedro I quería anunciar la belleza del interior. Como si de un retablo se tratara, con materiales como la piedra, el ladrillo, los azulejos, la madera, construyeron una portada palaciega de gran armonía. Arcos ciegos polilobulados, sebkas y atauriques, forman parte de su decoración. También hay motivos epigráficos: uno de ellos, en letras góticas, menciona al poderoso y conquistador rey Pedro I. Llama la atención que cerca de esta inscripción hay otra, en caracteres árabes cúficos, que dice que sólo Alá es vencedor. De estilo mudéjar este palacio se construyó en una época en cuya sociedad convivían nazaríes y cristianos, en un mestizaje de colaboración entre culturas.

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