martes, 14 de noviembre de 2017

Mistela y arroz al horno en la Marina Alta



Son los efluvios de un gran vino y una excelente receta lo que nos trae hasta Jalón.

Desde antaño estas tierras han sido cultivadas con vides. Desde el siglo XVIII se implantaron plantaciones de uva moscatel romano en las tierras bajas del Vall de Xaló para la producción de uvas pasas y el gironet en las laderas de las montañas para vinos.

Con la caída del negocio pasero y la plaga de la filoxera en el siglo XX, peligró la actividad agrícola del Valle. Un hecho singular nació de la desgracia, la unión entre vecinos para luchar juntos por su porvenir. Fue en 1962 cuando 14 agricultores se asociaron en una cooperativa de la que hoy la componen más de 400 socios y más de 400 hectáreas de cultivo en tierras de Jalón, Lliber y Alcalalí. Tintos, blancos, rosados y mistelas son los caldos que salen de uva moscatel romano, tempranillo y, más recientemente, de otras variedades como el merlot, sirah ó cabernet sauvignon.



El amor a la tierra, a las vides y a un trabajo artesanal que ha ido evolucionando con las nuevas tecnologías, ha hecho que los caldos de la Bodega Cooperativa Valenciana Virgen Pobre de Xaló tengan una gran calidad, siendo hoy una referencia para esta clase de vinos.

En estas Bodegas Xaló hoy (por el domingo 12 de noviembre) hemos venido a degustar la mistela en su variedad tradicional, moscatel y tinto. Es esta última la que agrada más a nuestro paladar de las tres y ya duerme en su recipiente en nuestra pequeña bodega de casa.



Estos efluvios nos llevan a otros, los que salen de los fogones del restaurante Riu Rau también en Jalón. Su nombre se debe a esas masías de labranza que proliferaron por toda la comarca de la Marina Alta en la provincia de Alicante. Su construcción constaba del caserón principal de donde partía un tejano sostenido por arcos que bajo su techo se secaban las uvas pasas cuando el tiempo no permitía hacerlo a pleno sol. Hoy una construcción como esta es este restaurante. Unas cocas, fabes con anis y un espectacular arroz al horno son las viandas de este medio día soleado de noviembre.



Una mañana en familia para recordar, para contar como hago aquí y para volver algún otro día.

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